Estoy embarazada… ¿Qué hago con mi gato?
Lo primero que te dicen al quedarte embarazada es que no puedes tener gatos. Esto se debe a un parásito llamado Toxoplasma gondii. Los gatos pueden ser portadores de este parásito sin llegar a tener síntomas, por lo que se convierten en un factor de riesgo. Pero hay otras vías de transmisión muy frecuentes a tener en cuenta, como son la carne cruda o poco cocinada, las frutas y verduras frescas, e incluso, aunque con menos frecuencia, la ingesta de agua contaminada.
En general la transmisión a personas puede solo causar una enfermedad muy leve, pero cuando una mujer está embarazada, su cuerpo está bajo de defensas y la enfermedad puede complicarse siendo un riesgo para el bebé.

Pero no hay razón para alarmarse. Podemos convivir con nuestra querida mascota y comer de todo siempre que llevemos precauciones. Lo primero, el riesgo real durante el embarazo solo se presenta en mujeres seronegativas, es decir, en las que su sistema inmunitario no ha tenido contacto con el parásito. Para averiguarlo, se buscan anticuerpos contra toxoplasma en una analítica de sangre. Si el resultado es negativo debemos seguir unas medidas de prevención:
- Evitar la manipulación de heces de gato
- Cocinar bien cualquier tipo de carne
- No consumir agua sin hervir y a ser posible que la que se consuma sea embotellada
- Lavar muy bien frutas y verduras
- Monitorizar en cada control prenatal los niveles de anticuerpos frente a Toxoplasma
- Tener en cuenta la contaminación cruzada en la preparación de alimentos.